El mediocre ama su cama como a sí mismo. El mediocre nace cansado y vive para descansar.
El mediocre descansa de día para que pueda dormir de noche.
Si el mediocre ve a alguien descansando, de inmediato lo apoya y lo ayuda.
El mediocre sabe que si está en conflicto la fiesta y las copas con el trabajo, está dispuesto a abandonar el trabajo.
Para quien es mediocre el trabajo es sagrado, por eso no lo toca.
El mediocre evade las tareas y siempre está buscando que su labor la realice otro.
El mediocre tiene presente que nadie se muere por descansar.
El mediocre deja siempre para mañana lo que debe hacer hoy.
El mediocre se dice a sí mismo: “Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos”.
El ser excelente saluda al nuevo día con mil proyectos por realizar.
El ser excelente sabe que para disfrutar el descanso debe terminar el día sin gota de energía.
El ser excelente disfruta la noche después de un largo día luchando por alcanzar estrellas.
El ser excelente reta a quienes le rodean a luchar.
El ser excelente renuncia a todo aquello que obstaculiza sus sueños.
Para el ser excelente el trabajo significa el medio para alcanzar todo lo que desea.
El ser excelente arrebata tareas y como líder va siempre adelante.
El ser excelente está consciente de que son tiempos de construir y que ya tendrá tiempo en la eternidad para descansar en paz.
Para el ser excelente el día es corto, por todo lo que tiene por realizar.
Para el ser excelente la peor enfermedad es sentirse inútil.
El ser excelente sabe que en sus deseos está la dimensión de sus realizaciones.
El ser excelente hace todo aquello que el mediocre no sería capaz de realizar y está convencido que solamente a través de su entrega incondicional y generosa el mundo puede mejorar, es protagonista del cambio, es el arquitecto social de su tiempo, el ser excelente es por supuesto un triunfador.
Miguel Angel Cornejo.